Regresa el reconocido cantaor flamenco a nuestro país, presentando su más reciente producción discográfica. “Cigala & Tango” es un testimonio que plasma la actuación ofrecida en abril de 2010 en el Teatro Gran Rex de Buenos Aires, que ahora lleva a distintos escenarios del mundo. El público chileno podrá ver ahora la mezcla de la sangre gitana andaluza con la tradición tanguera, una obra que elimina la distancia del Atlántico fusionando dos de las más ricas culturas iberoamericanas.
Lo que el Cigala hace en este show es repasar parte de la historia clásica y contemporánea del tango, en 11 canciones, como “El día que me quieras” y “Tus ojos se cerraron”, hasta otras más nuevas como “Garganta con arena”, haciendo sonar a Gardel, Piazzolla y Yupanqui en clave flamenca.
Diego Ramón Jiménez Salazar, su verdadero nombre, es un viejo conocido por el público nacional, el cual ha podido verlo en espectáculos tan memorables como “Lágrimas negras”. Esta vez la apuesta es distinta para el artista de 42 años, que desde el barrio de la calle Provisiones del Rastro de Madrid llegó a esparcir su arte por el mundo.
Cuenta su historia que a los 12 años ganó el primer premio del Certamen Flamenco Joven de Getafe y un premio en el concurso de TVE “Gente Joven”, tras lo cual empezó a ser solicitado por los grandes nombres del flamenco, tanto para los bailes en directo como para los estudios de grabación. Fue en 1997 cuando parte en solitario con su primer disco, “Undebel”, donde lo ayuda buena parte de los artistas nombrados. La continuación llegó el 2000 con “Entre Vareta y Canasta” (que contó con un videoclip dirigido por Fernando Trueba) y el 2001 con “Corren tiempos de alegría”, donde se abre al jazz latino, gracias a la colaboración de músicos que fueron parte de la película “Calle 54”, como Bebo Valdés y Jerry González. El resultado le valió una nominación al Grammy Latino como Mejor Disco Flamenco del año. Posteriormente grabaría “Piratas del flamenco” con Jerry González, lo que fue acompañado de una gira.
En 2003 “Lágrimas Negras” se convierte en boom y durante dos años estuvo al tope de las listas de ventas, se presentó en los mejores escenarios del mundo y cosechó una gran cantidad de premios, entre ellos dos Grammy y la calificación de Disco del Año 2003 según la crítica del New York Times. En 2005 homenajeó a Picasso con “Picasso en mis ojos” y en 2008 fue el turno de “Dos lágrimas”, donde tributa a la música latina repasando célebres boleros, coplas y tangos.
Llegando al presente, El Cigala presenta su sentido respeto hacia el tango. Tras la presentación original que fue plasmada en disco, en el mencionado show del Gran Rex, la prensa argentina no escatimó en efusividad para alabar el trabajo, con titulares como: “El flamenco y el tango se dieron la mano”, “Tangos y palmas con sangre gitana y un cantor único” y “Una invasión musical andaluza”. Fue acompañado por artistas argentinos de la talla de Andrés Calamaro, Néstor Marconi y Juanjo Domínguez, además de su grupo habitual en España: el guitarrista Diego El Morao, el contrabajista cubano Yelsy Heredia, el pianista Jaime Calabuig ‘Jumitus’ y el percusionista Sabú Porrina.
Es lo que el público chileno podrá apreciar en directo en dos citas que por su cruza cultural y la más que demostrada versatilidad del artista, se convierten, sin necesidad de exagerar, en imperdibles.
Lo que el Cigala hace en este show es repasar parte de la historia clásica y contemporánea del tango, en 11 canciones, como “El día que me quieras” y “Tus ojos se cerraron”, hasta otras más nuevas como “Garganta con arena”, haciendo sonar a Gardel, Piazzolla y Yupanqui en clave flamenca.
Diego Ramón Jiménez Salazar, su verdadero nombre, es un viejo conocido por el público nacional, el cual ha podido verlo en espectáculos tan memorables como “Lágrimas negras”. Esta vez la apuesta es distinta para el artista de 42 años, que desde el barrio de la calle Provisiones del Rastro de Madrid llegó a esparcir su arte por el mundo.
Cuenta su historia que a los 12 años ganó el primer premio del Certamen Flamenco Joven de Getafe y un premio en el concurso de TVE “Gente Joven”, tras lo cual empezó a ser solicitado por los grandes nombres del flamenco, tanto para los bailes en directo como para los estudios de grabación. Fue en 1997 cuando parte en solitario con su primer disco, “Undebel”, donde lo ayuda buena parte de los artistas nombrados. La continuación llegó el 2000 con “Entre Vareta y Canasta” (que contó con un videoclip dirigido por Fernando Trueba) y el 2001 con “Corren tiempos de alegría”, donde se abre al jazz latino, gracias a la colaboración de músicos que fueron parte de la película “Calle 54”, como Bebo Valdés y Jerry González. El resultado le valió una nominación al Grammy Latino como Mejor Disco Flamenco del año. Posteriormente grabaría “Piratas del flamenco” con Jerry González, lo que fue acompañado de una gira.
En 2003 “Lágrimas Negras” se convierte en boom y durante dos años estuvo al tope de las listas de ventas, se presentó en los mejores escenarios del mundo y cosechó una gran cantidad de premios, entre ellos dos Grammy y la calificación de Disco del Año 2003 según la crítica del New York Times. En 2005 homenajeó a Picasso con “Picasso en mis ojos” y en 2008 fue el turno de “Dos lágrimas”, donde tributa a la música latina repasando célebres boleros, coplas y tangos.
Llegando al presente, El Cigala presenta su sentido respeto hacia el tango. Tras la presentación original que fue plasmada en disco, en el mencionado show del Gran Rex, la prensa argentina no escatimó en efusividad para alabar el trabajo, con titulares como: “El flamenco y el tango se dieron la mano”, “Tangos y palmas con sangre gitana y un cantor único” y “Una invasión musical andaluza”. Fue acompañado por artistas argentinos de la talla de Andrés Calamaro, Néstor Marconi y Juanjo Domínguez, además de su grupo habitual en España: el guitarrista Diego El Morao, el contrabajista cubano Yelsy Heredia, el pianista Jaime Calabuig ‘Jumitus’ y el percusionista Sabú Porrina.
Es lo que el público chileno podrá apreciar en directo en dos citas que por su cruza cultural y la más que demostrada versatilidad del artista, se convierten, sin necesidad de exagerar, en imperdibles.
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